La psicología, como muchas otras ciencias, dispone de una historia negra. La regulación deontológica de la profesión no fue completa hasta mediados del los 70. Durante años la experimentación nubló el juicio de los científicos o quizás cierta predisposición personal perversa hiciera que olvidasen la certeza de que el fin no justifica los medios. Así encontramos algunos de los experimentos más polémicos y en algunos casos crueles, que hicieron avanzar la investigación psicológica pero que, afortunadamente, ni el más insensato de los psicólogos actuales pondriamos en marcha hoy en día. 1. Watson al igual que Pavlov logró que su perro salivara al oir una campana, mediante la asociación del sonido con la comida (Condicionamiento Clásico). Pero no se paró ahí, decidió experimentar con el pequeño Albert. Albert tenía tan sólo 11 meses cuando se inició el experimento. Tras comprobar que el bebé no tenía ningún miedo natural a las ratas, pero sí a los sonidos estridentes, empezaron a dejarle sólo en compañía del roedor mientras sonaban martillazos detrás de su cabeza. Después de varios ensayos, la sola presencia de la rata provocaba auténtico pavor en el niño, que desarrolló fobias, también, a los perros, la lana o las barbas, cuya textura asociaba al pelo de la rata. 2. El psicólogo Stanley Milgram quería averiguar el papel que juega la obediencia en nuestro comportamiento, ¿puede una persona normal cometer barbaridades sólo porque la autoridad lo ordena?. Para ello, diseñó un experimento con tres tipos de participantes: - El investigador que era un colaborador de Milgram. - Los maestros, fueron reclutados a través de un anuncio en el que se pedían voluntarios, remunerados, para participar en un estudio de memoria y aprendizaje. Es decir, los sujetos reales del experimento. - El alumno que eran estudiantes de Milgram compinchados. Al comenzar el experimento el investigador se reunía con los dos participantes del estudio (maestro y alumno) y les hacía creer que estaba repartiendo los roles al azar. Tras esto, explicaba al “maestro” que cada vez que el “alumno” contestara erróneamente una pregunta tendría que apretar un botón que le produciría una descarga eléctrica. Cada vez que el “maestro” castigaba al “alumno” éste simulaba que se retorcía de dolor. A medida que avanzaba el experimento, el "investigador" iba pidiendo al "maestro" que aumentara la potencia de las descargas. Milgram y sus compañeros pensaban que la mayoría de los “maestros” se negarían a continuar en el experimento pasado cierto punto, pero descubrieron que la insistencia del investigador para que siguieran aplicando las descargas tenía un tremendo efecto sobre los sujetos: el 65% de los participantes llegaron a aplicar la descarga máxima, aunque se sentían incómodos al hacerlo, y ninguno se negó rotundamente a aplicar descargas hasta alcanzar los 300 voltios. 3. El psicólogo Wendell Johnson trató de averiguar las razones por las que los niños tartamudeaban experimentando con un grupo de huérfanos. Seleccionó a 10 niños tartamudos y otros 12 que hablaban perfectamente y los mezcló en dos grupos. Uno de los grupos recibió un refuerzo positivo (se les decía a los niños que iban a superar la tartamudez, que no debían sentirse mal, que era normal…) y el otro recibió un castigo, independientemente de que los niños fueran o no tartamudos (se les decía que era una vergüenza, que debían detener su comportamiento inmediatamente, que no debían hablar si no lo hacían correctamente…). Muchos de los niños del grupo "castigado" que hablaban bien hasta la cruel entrada en sus vidas del psicólogo, se negaban a hacerlo y mostraban dificultades, mientras que los niños del grupo de refuerzo positivo mejoraron notablemente. El experimento se llamó "Estudió Monstruo" debido a la gran cantidad de críticas que recibió. 4. El psicólogo Solomon Asch fue uno de los pioneros de la psicología social. En su experimento los sujetos experimentales debían indicar que línea entre la A, B y C tenía la misma longitud que la de la tarjeta izquierda. La tarea era sencilla, pero ¿qué pasaría si el resto de participantes eligiesen la opción equivocada?. Descubrió que los sujetos desarrollaban un profundo malestar y acababan escogiendo la opción incorrecta el 36,8% de las veces, aunque sólo cuando los cómplices estaban presentes. El experimento de Asch fue uno de los primeros que aportó evidencia empírica a las teorías sobre la psicología de masas y el conformismo del grupo. Hoy no se hubiera podido realizar de la misma forma, pues los códigos deontológicos de las investigaciones psicológicas no permiten engañar a los participantes sin su conocimiento previo. 5. Muzafer Sherif, uno de los fundadores de la psicología social, ideó este experimento junto a su mujer, Carolyn Sherif, para estudiar el origen de los prejuicios en los grupos sociales. El estudio se desarrolló en un campamento de los boy scout en el que participaron 22 adolescentes varones de 11 años de edad. Los jóvenes fueron divididos en dos grupos desde el inicio mismo del campamento. Los niños pusieron nombre a cada uno de ellos: The Rattlers y The Eagles. Tras esto, los investigadores (camuflados como monitores del campamento) empezaron a crear fricciones entre los grupos, a base de competencias deportivas y gymkanas. La hostilidad entre los grupos se hizo patente enseguida, teniendo incluso que cancelar la segunda fase del experimento por problemas de seguridad. En la tercera fase, Sherif introdujo tareas que requerían la cooperación de ambos grupos: desafíos que necesitaban resolver ambas partes. En cuanto la cooperación se hizo necesaria las hostilidades cesaron. 6. Un rumor postula que Skinner se aventuró en la experimentación humana poniendo a su hija Deborah en su caja de Skinner, lo que la llevó a una enfermedad mental permanente y un resentimiento profundo hacia su padre. Sin embargo, la intención de Skinner era otra, para ayudar a su esposa a criar a su primer hijo pensó que podría mejorar la cuna estándar. Inventó de esta forma la "cuna de aire" para evitar a los bebes las incomodidades del medio ambiente. Era una cuna fácil de limpiar y cuya temperatura y humedad podía ser controlada. Fue uno de sus inventos más polémicos y era popularmente mal caracterizado como cruel y experimental. Después, las cunas de aire fueron comercializadas por varias compañías.
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Los recién nacidos se pasan mucho tiempo llorando y los padres nos volvemos locos intentando dar con la tecla que logre apaciguarlos. Llorará de hambre, será de frio, tendrá calor, estará sucio, quizás este cansado… Esta situación puede volverse insostenible cuando los bebes sufren de Reflujo Gastroesofágico. El Reflujo Gastroesofágico es una afección que ocurre cuando los contenidos estomacales se devuelven desde el estómago hasta el esófago. Cuando una persona come, el alimento pasa desde la garganta hasta el estómago a través del esófago. Un anillo de fibras musculares en la parte superior del estómago impide que el alimento se devuelva por el estófago. Pero la falta de madurez en muchos lactantes hace que este anillo no se cierre completamente y los fluidos retrocedan por el esófago provocando tal quemazón que el bebe se volverá muy inconsolable e irritable. En los bebés pequeños, es normal que se presente una pequeña cantidad de Reflujo Gastroesofágico. Pero el reflujo intenso puede ocasionar pérdida de peso o problemas respiratorios. Nuestra primera hija al nacer se mostraba tremendamente irritable, sólo conseguía dormir en posición erguida lo que nos obligaba a dormir con ella recostada en nuestro pecho en el sofá. Es cierto que los recién nacidos no pesan mucho, pero puedo aseguraros que tras cinco horas recostados en el pecho parecen estar rellenos de piedras. La gente siempre tan propensa a los consejos durante estos momentos nos decía “la estáis acostumbrando mal…”, “ no le pasa nada sólo quiere brazos”… y eso en unos padres novatos, inseguros y agotados no hacía más que complicar las cosas. El proceso que vivimos fue muy angustioso como padres, la niña lloraba constantemente, pero no llegaba a regurgitar en exceso con lo que ni nosotros novatos en estas lides, ni los médicos supimos localizar el problema. Acudimos de doctor en doctor como en el juego de la oca y probamos todas soluciones que hay en el mercado para los cólicos. La niña poco a poco fue asociando la sensación de acidez a la comida (condicionamiento clásico) y nos costaba horrores darla el biberón, llegando incluso a dárselo cuando estaba dormida. Pero un día a los tres meses dijo hasta aquí hemos llegado y dejó de comer. Asustados acudimos a urgencias y la ingresaron. Una doctora, que para nosotros fue una bendición, dio con el problema y le recetaron Ranitidina. A partir de entonces todo cambió, la niña llorona reía por fin. Aún así el mal estaba hecho, la asociación comida-dolor se había establecido, y teníamos que descondicionarla. Para ello, mientras comía le leíamos cuentos, hacíamos títeres, bailábamos tras cada cucharada que lográbamos meterla en la boca (cosa que le hacía mucha gracia, aunque no entiendo por qué si nacimos para el baile), nos faltó hacer el pino pero lo conseguimos. Cuando tuvimos a nuestro segundo hijo y detectamos los primeros síntomas, sólo dormía en posición erguida, lloros inconsolables tras una o dos horas de haber comido… lo tuvimos claro. Padres primerizos si al leer esto no habéis parado de asentir con la cabeza decirle a vuestro médico, ¿no será que nuestro pequeño tiene Reflujo Gastroesfágico?. Desde muy pequeños aprendemos la relación de causa-efecto, si empujamos una pelota esta se desplaza, si soltamos un juguete cae al suelo… si a esto le sumamos un refuerzo tendríamos el principio del Condicionamiento Operante… suelto un juguete… cae… mama se enfada porque se ha roto, tras varias repeticiones es posible que ya no nos queden ganas de romper más juguetes. Pero este condicionamiento está también en la base de nuestras supersticiones adultas… tengo un examen importante…. Estreno calzoncillos… bordo el examen… estos son mis calzoncillos de la suerte y me los pondré en todos los exámenes del cuatrimestre. Unas pocas conexiones accidentales al azar entre un ritual y consecuencias favorables son suficientes para mantener una conducta. Skinner realizó en 1948 un experimento que es conocido como La superstición de la paloma. En dicho experimento se introducían en una caja llamada caja Skinner a palomas hambrientas. Dentro de la caja a las palomas se las proporcionaba comida a intervalos regulares sin que ellas tuvieran que emitir ninguna conducta específica para conseguirla. Pues bien, una de las palomas aprendió a dar vueltas en sentido contrario a las agujas del reloj alrededor de la caja, otra paloma pegaba su cabeza a una de las esquinas superiores de un modo muy característico, otra desarrolló la respuesta de sacudir la cabeza. Cada paloma desarrolló una respuesta propia, idiosincrática. La comida habría reforzado alguna conducta emitida aleatoriamente por la paloma en algún momento, de manera que la paloma habría “aprendido” que dicha conducta era la causante del suministro de comida. Es importante advertir que este procedimiento no es, en rigor, un procedimiento de Condicionamiento Operante, es un procedimiento de Condicionamiento Clásico y que la literatura científica ofrece experimentos cuyos resultados invitan a cuestionar la conclusión que obtuvo Skinner. Sea como fuere, la superstición es una conducta muy arraigada en nuestra sociedad y unida a ciertas creencias en lo mágico, dan pie a todo tipo de amuletos, de rituales que externalizan la consecución de nuestras metas en vez de verlas como fruto de nuestro esfuerzo, constancia y capacidad. La vida te da la posibilidad de conocer a personas que te marcarán para siempre. Yo tuve la inmensa suerte de tenerte a ti, para descubrir que esa vida la puedes moldear a tu medida y extraer lo más bello de lo más pequeño. Tu cuerpo nunca acompañó a esa mente libre, fue tu cárcel pero no te aprisionó, supiste volar por encima de él, disfrutando de lo que la vida te ponía cerca: “Mis ojos quieren cerrarse pero yo no quiero que se cierren” era tu rebeldía, tu manera de gritar, ¡no, aún no!. Recuerdo que hablar contigo era como abrir un libro lleno de historia, historia de guerras, post-guerras, de hambre, de supervivencia y costumbres extrañas. Mi hija y yo tenemos un juego que consiste en hablar como lo hacían “antaño”, surgió porque un día le conté cómo mi abuela me proponía que me acercarse al chico que me gustaba y del que percibía cierto interés diciéndole algo así como: “Disculpe caballero, he notado que usted me estaba observando”, la corrección en las formas era ley. En una conversación familiar con el abuelo de mi marido surgió algo similar, el abuelo era un hombre galán con las mujeres, mientras oía a su nieto quejarse de que hoy en día era muy difícil “ligar” el abuelo le dio su receta infalible “Si te gusta una chica lo que tienes que hacer es seguirla al trabajo y cuando salga le preguntas muy educadamente si te permite acompañarla”… “¡¡¡Pero abuelo va a pensar que soy un acosador!!” como cambian las costumbres… Mi abuelo estuvo inmerso en una guerra a la fuerza, defendiendo ideales que ni entendía ni compartia nos contaba que cuando tenía que disparar apuntaba a los árboles… “quizás al otro lado estaba mi hermano” decía mientras sus ojos se perdían en el abismo del recuerdo… Te recuerdo leyendo el periódico al ritmo de mi hija de siete años, y recuerdo tu cara de incredulidad al llegar a la sección de contactos “Mujer de pechos grandes…” cómo cambia el mundo… Nuestros abuelos nos hablaban de un respeto incondicional a sus mayores a los que trababan de usted y por los que sentían una mezcla de cariño y miedo. Nos hablaran de pueblos cuya mayor diversión era las fiestas anuales en honor al patrón. Nos hablaran de hambre, pobreza, exilio, guerras… “ya está el abuelo con sus batallitas” decíamos. Pues en mi añoranza de ti añoro tus historias, tu risa, tu fortaleza, tu ejemplo… Cuando ya no estabas encontré tu letra en un papel, en el que a la pregunta qué es lo que más te importa, tu respuesta fue: “Sentirme útil para los demás”, qué pena no haber podido contestarte pues tras más de quince años sin ti sigo teniendo un hueco en mi corazón lleno del amor que me dabas. Si me encuentro angustiada cierro los ojos volviendo a la calidez de tu hogar, a la placidez de tus palabras y al refugio de tus brazos. Ayer visitamos la exposición CLEOPATRA Y LA FASCINACIÓN DE EGIPTO que se encuentra en el Centro de exposiciones Arte Canal de Madrid. Acudimos en familia ya que existen muchos talleres para los niños con edades comprendidas entre los 3-12 años: Talleres Arqueología Los Pequeños Ushebti (3-5 años) Las esfinges de Alejandría (6-8 años) El libro de los muertos (9-12 años) Talleres Arte Hathor, la diosa de la música (3-5 años) El nemes de Cleopatra (6-8 años) Los extraños jeroglíficos (9-12 años) Taller Nilo Experimentando Los talleres son cada media hora y tienen una duración de 20 minutos. Mis dos hijos salieron encantados, el pequeño de tres años no sé si aprendió mucho sobre los egipcios, ya que cuando volviamos a casa me dijo que no me contaba nada porque tenía la lengua cansada y eso hay que respetarlo. En cambio, la mayor de siete años me contó un montón de cosas nuevas que yo desconocía. El aforo para dichos talleres es de 20 niños por aula, y si no hay demasiada afluencia pueden enlazar uno con otro, los míos hicieron tres. Mientras ellos estaban en los talleres, mi marido y yo aprovechamos a visitar la exposición que está organizada por salas siguiendo criterios cronológicos: - Egipto, tierra del Nilo, - Los Ptolomeos, Reyes de Egipto. - La última reina de Egipto. - Egipto en Roma. - Cleopatra, inspiración de artistas. - Cleopatra y las artes escénicas. - La fascinación de Egipto en España. Mis conocimientos sobre el tema son limitados, así que fue una visita culturalmente muy enriquecedora. Me sorprendió descubrir que mi creencia sobre la belleza arrebatadora de Cleopatra, posiblemente cimentada en el cine con una impresionante Elizabeth Taylor, no era tal, Plutarco en el libro "Vidas Paralelas Marco Antonio. XXVII". escribió: “Se pretende que su belleza, considerada en sí misma, no era tan incomparable como para causar asombro y admiración, pero su trato era tal, que resultaba imposible resistirse. Los encantos de su figura, secundados por las gentilezas de su conversación y por todas las gracias que se desprenden de una feliz personalidad, dejaban en la mente un aguijón que penetraba hasta lo más vivo. Poseía una voluptuosidad infinita al hablar, y tanta dulzura y armonía en el son de su voz que su lengua era como un instrumento de varias cuerdas que manejaba fácilmente y del que extraía, como bien le convenía, los más delicados matices del lenguaje". Otra cosa que me impresionó fue ver cómo los artistas a lo largo del tiempo han ido retratando a este fascinante personaje. Como el cuadro de Cleopatra de Carlo Maratta 1625-1713 en el que la mujer que representa a Cleopatra dista kilómetros de nuestra concepción de la Reina Egipcia: También es curiosa la parte de “Egiptomania”, la exótica cultura egipcia cautivo al Imperio Romano, que vendría a ser algo así como nuestro gusto actual por lo “Vintage”. Al acabar los talleres recorrimos la exposición con los pequeños y mi hija se quedó fascinada con la historia de Marco Antonio y Cleopatra que resumió con un acertado reduccionismo infantil diciendo: “Vaya manera más tonta de morir”. Marco Antonio creyendo que Cleopatra había muerto se atraviesa con su propia espada llegando a morir en los brazos de esta. Cleopatra cautiva en su palacio de Alejandría prefirió renunciar a la vida antes que aceptar el ocaso de la civilización faraónica y jurar obediencia a Octavio, convertido en el 27 a.C. en el primer emperador romano bajo el nombre de César Augusto. “Eran muchos los reyes y generales que pedían el dar sepultura a Antonio; pero César no quiso privar a Cleopatra de su cadáver; así es que ella le sepultó regia y magníficamente por sus propias manos, habiéndosele permitido tomar al efecto cuanto quiso.[…] De los amigos de César, era uno el joven Cornelio Dolabela, el cual se había agradado de Cleopatra, y entonces, por hacerle este obsequio, condescendiendo con sus ruegos, le participó reservadamente que César se disponía a marchar por tierra por la Siria, y a ella y sus hijos tenía determinado enviarlos a Roma de allí a tres días. Recibido este aviso, lo primero que hizo fue pedir a César que le permitiera celebrar las exequias de Antonio, y habiéndoselo otorgado, marchó al sepulcro… Después del banquete, teniendo Cleopatra escrita y sellada una esquela, la mandó a César, y dando orden de que todos se retiraran, a excepción de las dos mujeres, cerró las puertas. Abrió César el billete, y viendo que lo que contenía eran quejas y ruegos para que se le diese sepultura con Antonio, al punto comprendió lo que estaba sucediendo; y aunque desde luego quiso marchar él mismo a darle socorro, se contentó por entonces con enviar a toda prisa quien se informara; pero el daño había sido muy pronto, pues por más que corrieron, se hallaron con que los de la guardia nada habían sentido, y abriendo las puertas, vieron ya a Cleopatra muerta en un lecho de oro, regiamente adornada. […] César, aunque muy disgustado con la muerte de Cleopatra, no pudo menos de admirar su grandeza de alma, y mandó que su cuerpo fuera enterrado magnífica y ostentosamente con el del Antonio. Hízose también, un honroso entierro a las esclavas por disposición del mismo César. Murió Cleopatra a los treinta y nueve años de edad, de los cuales había reinado veintidós, y había imperado al lado de Antonio mas de catorce. De Antonio dicen unos que vivió cincuenta y seis años, y otros que cincuenta y tres. Sus estatuas fueron derribadas: pero las de Cleopatra se conservaron en su lugar, por haber dado Arquibio, su amigo, mil talentos a César, a fin de que no tuvieran igual suerte que las de Antonio.” http://www.exposicioncleopatra.es/ |
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