¿Por qué lloramos cuando escuchamos una determinada canción?, ¿por qué el sonido del timbre del colegio provoca alegría a los niños?, ¿por qué cuando nuestros padres nos llaman con tono autoritario por nuestro nombre completo nos tensamos?, ¿por qué nos apartamos ante el sonido de una sirena de ambulancia?... Una canción, un timbre, un nombre completo por sí mismos no deberían producir estas respuestas pero nos hemos condicionado. Posiblemente hayáis oído hablar de los perros de Paulov o la expresión “Ya estoy salivando como los perros de Paulov”. Entendamos por qué:
Iván Paulov fue un fisiólogo ruso que investigaba el aparato digestivo y los jugos gástricos de los animales. En sus mediciones observó que las medidas de secreción salivar eran a veces anómalas y que esto se debía a cuestiones externas. Paulov llamó a estas secreciones que se producían sin relación con la comida, secreciones psíquicas. De esta manera desarrolló en 1901 la Ley del Reflejo Condicional, también llamada Condicionamiento Clásico. Realizó experimentos en los que se reproducía el sonido de un timbre y tras un lapso de tiempo a los animales se les daba comida. Se realizaban muchas repeticiones: Timbre----- comida Timbre------comida Timbre------comida…. Cada varios ensayos presentaba el sonido sólo y media la salivación. Comprobó que al cabo de una serie de ensayos todos los animales daban una secreción parecida a la de la comida. Es por lo tanto, un aprendizaje por el cual, un estímulo neutro (timbre) seguido de un estímulo biológicamente relevante (comida) genera en el organismo la misma respuesta (salivación). El estímulo neutro tras las repeticiones pasa a llamarse estímulo condicionado. Vladimir Bechterev llevó estos conocimientos a terrenos más controvertidos, a través de otro experimento con estímulos aversivos (corriente eléctrica): Timbre-----calambrazo Timbre-----calambrazo Timbre------calambrazo… El sonido no tuvo inicialmente ningún efecto sobre la conducta del perro, mientras que la descarga suscitaba siempre una respuesta de flexión . Sin embargo, después de sucesivas repeticiones, la respuesta de flexión de la pata apareció también ante el timbre. Este es el mecanismo que utilizan algunos productos como el líquido de sabor desagradable que se unta en las uñas para evitar que nos las mordamos o los utilizados también para dejar de fumar. El Condicionamiento Clásico puede ser utilizado para manipular nuestra conducta, por ejemplo en marketing nos incita a comprar, ¿habéis notado que en ocasiones en los centros comerciales percibimos un delicioso aroma a bollería o pan recién hecho?. En el Condicionamiento Clásico vió Watson la explicación lógica de como se desarrollaba y modificaba la conducta. También se puede utilizar esta forma de aprendizaje para descondicionar conductas. Si un niño tiene miedo al agua y se resiste a bañarse, la mejor manera de quitárselo sería exponerle al agua, de forma no traumática y estar con él hasta que se tranquilice. Podemos pues utilizar este aprendizaje para generar conductas positivas, en mi caso estoy intentando aplicarlo a que mis hijos desarrollen el gusto por las judías verdes. De tal manera que la única vez que se cena viendo dibujos animados en casa es cuando hay judías verdes, a ver si conseguimos una respuesta de alegría mediante la repetición de: Judias-----Dibujos Judias -----Dibujos Judias-----Dibujos…
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