La venganza es el hilo conductor de muchas historias de ficción en la televisión, en los libros… pero también en nuestras vidas. David Buss, profesor de Psicología en la Universidad de Texas en Austin, ha recopilado datos que indican que más de un 90 % de los hombres y un 80 % de las mujeres han fantaseado en alguna ocasión con asesinar a una persona que ha cometido una injusticia contra ellos. Yo quisiera pensar que estas estadísticas son excesivas, pero la venganza puede tener muchas formas sin llegar a ser tan drástica físicamente, en muchas ocasiones la venganza tiende más al escarnio público. Este es por ejemplo el caso de los “porn revenge”, los vídeos sexuales grabados en la intimidad y difundidos por parejas despechadas. La venganza es un impulso muy primitivo con un importante componente evolutivo. Debemos pensar en que hace miles de años no existían organizaciones encargadas de impartir justicia. De manera que la venganza se convertía en un mecanismo de defensa para impedir que los derechos volviesen a ser vulnerados. La psicóloga Michele Gelfand ha demostrado que existen además diferencias culturales los estudiantes americanos por ejemplo se sienten más ofendidos cuando se vulneran sus derechos, mientras que los coreanos sienten más deseos de venganza cuando se ve amenazado su sentido del deber. Pero, ¿la venganza realmente funciona?, ¿es capaz de devolver a la persona que la imparte el ansiado equilibrio emocional?, los estudios demuestran que no:
Grandes pensadores ya nos advertían: Una última recomendación:
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Con motivo del IV centenario de la muerte de Cervantes Renfe nos ofrece la posibilidad de viajar en el "Tren de Cervantes" que parte desde Atocha para llegar a la bella ciudad de Alcalá de Henares cuna del prestigioso escritor. Ya en Atocha os recibirán algunos de los personajes de su mundialmente conocida obra “El Quijote” quienes además os acompañarán durante todo el trayecto haciendo que el recorrido pase tan rápidamente que por vez primera os dará pena llegar a vuestro destino. Aprovechando que en el colegio mis hijos estaban tratando el tema, decidimos junto a unos amigos emprender este viaje. Además existe una oferta por la que con dos entradas de adulto una de niño es gratuita. Mi hijo de tres años partía con la idea de que Don Quijote era un señor con la cabeza algo “chuchurría” que confundía gigantes con molinos, cuando Don Quijote creyó ver en su padre un gran molino, el pequeño se moría de risa. A mi niña con algo más de información, le encantó cuando Dulcinea se quejaba de que el loco de Don Quijote no la dejaba en paz, pero al ver que este buscaba entre las pasajeras a otra candidata para su lunático amor se ponía muy celosa. Además en la estación de Atocha asistimos al nombramiento de Don Quijote como caballero por parte de los pocos niños presentes, al tiempo que a estos les dotaron de divertidos títulos como Marques de Madrid por sonarse la nariz, Princesa de Lavapiés por no olerle los pies… La parte del tren tuvo por tanto, momentos de diversión para ellos, pero una vez nos bajamos en Alcalá fuimos conscientes de que la presencia de los niños no era adecuada ya que nos esperaban casi tres horas de detalladas explicaciones sobre la historia de la ciudad. Finalmente se nos echó la hora de la comida de los niños encima y nos vimos obligados a apresurar la finalización de la visita guiada. Sin embargo, pasear por las calles de Alcalá de Henares, disfrutar de sus bajos edificios, de sus terrazas y por supuesto de la compañía mereció la pena ¿Recordáis Rain Man?. En esta película un genial Dustin Hoffman se puso en la piel de Kim Peek, un hombre con unas capacidades excepcionales pero con innumerables deficiencias básicas para afrontar su día a día. Kim Peek era capaz de memorizar todos los libros que había leído o le habían leído desde su niñez, pero su capacidad se limitaba a recordar sin poder dar sentido a todo aquello que leía. Entre sus habilidades más sorprendentes se encuentra la de poder leer las dos páginas de un libro simultáneamente. Peek fue dianosticado con el Síndrome Savant, también llamado el Síndrome del Sabio. Esta última acepción no deja de ser irónica ya que su Cociente Intelectual apenas llegaba a la media y tenía problemas para abrocharse los botones de su camisa. El Síndrome Savant fue descrito por primera vez en 1789, después de que el médico Benjamín Rush descubriera que una de sus pacientes era capaz de calcular la edad de las personas en pocos segundos. No hay consenso en cuanto a la explicación de estas asombrosas habilidades pero la idea más aceptada es que utilizan los hemisferios cerebrales de manera distinta. El cerebro posee mucha plasticidad neuronal, esto significa que es capaz de recuperarse y reestructurarse tras una lesión cerebral como sucede en la mayoría de los casos de Savant. El cerebro de las personas diagnósticadas con este trastorno se ha reorganizado para suplir conexiones dañadas dando lugar a procesos mentales inusuales. Existe asimismo, otra teoría de sumo interés para nosotros como especie y es la que Darold Treffert indica en su libro “Gente extraordinaria: entendiendo el síndrome savant”, según postula en estos sujetos una lesión en el hemisferio izquierdo del cerebro puede ser la causante del surgimiento de habilidades que habían estado latentes. Es decir, el cerebro estaría capacitado para realizar muchas más funciones de las que emprende pero nuestro hemisfério izquierdo siempre tan organizado, lógico y racional las mantiene controladas. En muchos libros se habla de la "tiranía del cerebro izquierdo dominante" este hemisfério descartaría la información innecesaria que nos llega del entorno manteniéndola a un nivel inconsciente, en el caso de los savant esta función selectiva no se produciría. Quizás después de todo no sea tan disparatado creer en el mito de que utilizamos tan sólo el 10% de nuestra capacidad cerebral. Lamentablemente como hemos señalado con anterioridad estas capacidades excepcionales van en detrimento de otras habilidades mucho más importantes para una correcta integración social, parece ser que en los sujetos con Síndrome Savant las zonas del cerebro que controlan la inteligencia emocional e interpersonal estan casi siempre atrofiadas. Está muy relacionado con el autismo o Síndrome de Asperger. Los savants prodigiosos son extremadamente raros, se ha estimado que existen menos de cincuenta individuos que padecen este síndrome hoy en día. Algunos otros casos famosos son: - Stephen Wiltshire es capaz de dibujar una ciudad completa a escala y con todo lujo de detalles, sin cometer ningún fallo, después de visitarla una sola vez en helicóptero en un vuelo de 45 minutos. -Derek Paravicini, puede reproducir una pieza musical después de escucharla tan sólo una vez. -Para Daniel Tammet, quien además de Síndrome de Asperger tiene sinestesia y epilepsia cada número posee una única forma, color, textura y emoción. De forma intuitiva, Tammet puede “ver” los resultados de complejas operaciones matemáticas y ha escrito su propia biografía: Born on a Blue Day (Nacido en un día azul) : “Nací el 31 de enero de 1979, un miércoles. Sé que era miércoles porque para mí esa fecha es azul, y los miércoles siempre son azules, como el número nueve o el sonido de voces discutiendo. Me gusta la fecha de mi nacimiento porque visualizo la mayoría de sus números con formas suaves y redondeadas, similares a los cantos rodados de una playa…”. La mente es simplemente extraordinaria. El best-seller de Wayne W. Dyer “Tus zonas erróneas” fue todo un descubrimiento para mí. A través de él aprenderéis a identificar aquellos pensamientos y emociones erróneas que nos impiden valorarnos como seres únicos e importantes. Os enseñará a identificar toda una serie de condicionantes mentales que nos alejan de la felicidad y bloquean nuestro desarrollo personal. Algunas de estas zonas erróneas son: - Autoduda. Analizar nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro comportamiento buscando lo que no nos gusta nos carga de negatividad. Debemos preguntarnos ¿qué gano con rechazarme? . Para ser feliz necesitamos amarnos. Es mejor mirarse al espejo y aceptarse . En ocasiones huimos hasta de los halagos urdiendo excusas que nos invalidan: “no es esté guapa es que fui a la peluquería y la peluquera es una artista”, en vez de excusar nuestra valía, sencillamente podemos agradecer el cumplido. - Búsqueda de aprobación. Los demás tendrán opiniones buenas o malas respecto a nosotros pero estas no deben en ningún momento ser más importantes que nuestras propias percepciones y por supuesto nunca nos definiran. Es posible que las personas más cercanas a nosotros: padres, amigos, hermanos... sean los más críticos, asumirlo evitará que nos genere tensiones emocionales innecestarias. Desde niños nos educan para agradar, para obedecer ciegamente a nuestros padres, profesores… esto nos carga de prejuicios y genera problemas en la toma de decisiones porque cedemos nuestro control a un control externo. Otra tendencia social que paraliza a las personas es la de poner etiquetas, si creemos que algo no lo podemos hacer porque desde siempre nos han dicho que lo hacemos mal, nunca lo intentaremos. Cada vez que mi hija se etiqueta diciendo "es que no se me da bien..." yo la corrijo "Aún estas aprendiendo a...". - Culpa. La culpabilidad es una trampa que nos ancla al pasado, lo que ha sucedido no se puede cambiar, sentirnos culpables por lo que se suponía que debíamos haber hecho o por no ser cómo se esperaba que fueramos nos impide avanzar. Es mejor mirar al pasado para aprender de los errores no para atarnos él. Aprendemos a responder a la culpa desde niños, porque es una manera muy eficaz por la que los demás nos controlan: “no hace falta que me ayudes ya lo hago yo, aunque me duela la espalda". - La preocupación. Nos impide buscar alternativas de actuación, es como estar en la rueda del hámster que no lleva a ningún sitio, tan sólo nos hace angustiarnos por algo que puede o no suceder en el futuro. Si decidimos preocuparnos tenemos miles de opciones, incluso podemos llegar a preocuparnos por no tener nada por lo que preocuparnos. En esta lista interminable habrá cosas que no podemos controlar la muerte, la enfermedad…, si no son controlables ¿qué sentido tiene preocuparnos?. También existirán otras que si podemos controlar, entoces ¿si se pueden controlar por qué no actuar para controlarlas?. - Miedo a lo desconocido. Buscar la seguridad como forma de vida. Huir de la novedad nos limita, es como si ante nuestros ojos hubiera un inmenso paisaje lleno de colores, de elementos… pero nos limitaramos a mirar una esquina. Erróneamente creemos que siguiendo las mismas reglas que aprendimos estamos seguros, pero la seguridad ha de venir de nuestro interior de nuestra forma de pensar y enfrentarnos a la vida. Prueba a ponerte aquella ropa que nunca te pusiste, pide aquella comida que no elegirías, habla con aquellas personas que te generen cierta desconfianza, prueba a leer un periódico con opiniones políticas contrarias… Confieso que este es mi reto, soy una persona bastante conservadora. En los restaurantes escojo aquellos platos que sé que me gustaran, sin arriesgar. Mi estrategia es utilizar a mi marido como "globo sonda", él que es más atrevido se pide las cosas nuevas y así aprovecho a probarlas, la mayoría de las veces el pobre acaba cediendome su plato ante mi entusiasmo. Os animo a seguir descubriendo más zonas erróneas de la mano del propio autor: https://www.youtube.com/watch?v=tUUvsvKPvU4 El cerebro es un mecanismo extraordinario en el que habitan nuestros anhelos, miedos, alegrías, sueños, afectos y en definitiva todo aquello que nos define. Su estudio es un área de enorme complejidad, las técnicas de neuroimagen nos han servido para avanzar en esta titánica tarea pero aún queda mucho trabajo por hacer. Otra manera de obtener conocimiento acerca de nuestro cerebro es a través de las inferencias que podemos realizar entre áreas cerebrales dañadas y funciones cognitivas afectadas. Hoy exploraremos un trastorno muy peculiar que se produce por un accidente cerebro-vascular, comúnmente un ictus que lesiona el Hemisferio Derecho haciendo que las personas que lo padecen sólo sean capaces de ver la mitad de las cosas, en concreto las cosas que se encuentran en el lado derecho de su campo visual, es la llamada Negligencia espacial cerebral. Los sujetos que la padecen se peinan la mitad del pelo, se afeitan o maquillan sólo el lado derecho de la cara, comen sólo lo que está en la parte derecha de su plato… Poseen además un esquema corporal alterado de tal manera que los miembros de su cuerpo que pertenecen al lado izquierdo les son ajenos, como si perteneciesen a otra persona. Algunas otras características que presentan y merman sus capacidades para enfrentarse al día a día son:
La explicación a este desorden se basa en dos factores:
Los sujetos con Negligencia espacial cerebral han sufrido daños en el hemisferio derecho del cerebro por lo que sus capacidades viso-espaciales se ven comprometidas, a este hecho hay que añadir que este hemisferio es el encargado de controlar el campo visual izquierdo, al estar dañado los estímulos que caen en ese lado del campo visual no son procesados.
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