“El tiempo otoñal dará paso en los próximos días a un frío invernal”… esta afirmación que hasta hace poco evocaba en mi mente tranquilas tardes de sofá, aderezadas por una cálida mantita, una buena peli (o mala según el caso) y un inmenso bol de palomitas. Se ha visto trastocada por mi rol de madre de dos precios@s a la vez que ruidos@s retoñ@s , de tal manera que la antes apacible frase ha pasado a producirme serios escalofríos.
Ante tales predicciones meteorológicas, mi cabeza comienza a elucubrar rápidamente planes alternativos que nos liberen de un temible encierro esta vez involuntario. De pronto una idea brilla radiante “¿y si vamos a la bolera?”... Parece que el plan agrada no sólo a nuestro clan, sino también a nuestros amigos lo que sin duda alguna aumentará con creces la diversión. He de reconocer con cierta vergüenza que nunca había estado en una bolera. Pero mis intentos por reclamar como principiante la inestimable ayuda de las barras laterales que iban a poner a los peques fueron enérgicamente rechazados. Así que he de reconocer con mayor sonrojo aún que me costó varias tiradas pillarle cierto truquillo, válido al menos para alcanzar alguno de los bolos que insolentes se resistían con obstinación. Las caras de los niñ@s eran el fiel reflejo de la emoción, la ilusión, la alegría… bailes, saltos y gritos de júbilo se iban sucediendo en cada partida. Mi pequeño resplandeciente y primerizo como yo, a punto estuvo de hacer un agujero a la pista por lanzar la bola como si de una pelota se tratase. La tarde transcurrió deprisa sin que la suerte del principiante me acompañara. Los peques invencibles arrasaron en el marcador. Al menos me quedó el consuelo de ganar a mi marido por un bolo de diferencia lo que me situó en un privilegiado lugar desde el que poder torturarle con algunas dosis de esa ironía que le caracteriza.
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Popularmente se considera que la maternidad supone cierto deterioro cognitivo. La mujer desde el embarazo acusa algunos despistes que pueden reafirmar esta creencia, esto unido a la constatación fisiológica de que su cerebro disminuye en torno a un 7% da pie a todo tipo de desoladoras conclusiones. En un impactante experimento estadounidense un grupo de voluntarios llegó incluso a juzgar a una mujer supuestamente embarazada como menos competente y merecedora de un salario menor. Sin embargo, investigaciones recientes contradicen esta vulgar creencia que fomenta la discriminación laboral. Dichos estudios han demostrado que los cambios que acontecen en el cerebro femenino durante la maternidad van encaminados a una mejor gestión de sus recursos cognitivos. La periodista Katherine Ellison premiada con el premio Pulitzer tuvo que enfrentarse a este estigma social tras su maternidad. Por ello, en su libro “Inteligencia Maternal” reunió un ingente volumen de información científica para desmentir de manera definitiva esta absurda creencia. Entre los numerosos estudios que abordó encontró el trabajo de dos neurociéntificos, Craig Kinsley y Nelly Lambert que sometieron a ratas a complejas pruebas de supervivencia demostrando que las que eran madres solucionaban con mayor rapidez los problemas planteados que sus congéneres. La repetición de las pruebas demostró además que la mayor destreza mental duraba toda la vida de los roedores. Nuestro cerebro goza de una cualidad sorprendente para adaptarse a las distintas experiencias que afrontamos. Esta cualidad llamada plasticidad cobra una especial importancia durante la maternidad. La supervivencia de la cría adquiere la máxima prioridad y así como nuestro cuerpo se va amoldando para garantizar el correcto desarrollo del feto, nuestro cerebro se reestructura aumentando aquellas conexiones neuronales que favorecerán el cuidado del futuro bebe. En concreto:
Esta mejora de las capacidades se produce gracias a hormonas como la oxitocina, prolactina, dopamina… que se disparan influyendo en regiones cerebrales tales como la amígdala, el hipocampo… Todos estos cambios en nuestra estructura cerebral comienzan a surgir durante el embarazo y llegan a ser tan relevantes que es incluso posible saber si una mujer ha sido madre a través de una resonancia magnética. ¿Qué sucede en el cerebro de los padres?. La materia gris cerebral de los hombres también se ve afectada con la paternidad. Su estructura cerebral se modifica fundamentalmente en regiones encargadas del aprendizaje y la memoria. Pero en este caso la clave parece estar en el grado en que se involucren en el cuidado de los hijos. Es por ello que los cambios aparecen más tarde, en concreto a partir del momento del nacimiento en donde se desarrolla el vínculo cognitivo-emocional. Es en ese momento cuando su cuerpo comienza a fabricar oxitocina y bajan los niveles de testosterona. A la vista de los resultados ya es hora de desterrar de una vez por todas la recurrente idea de que la maternidad “idiotiza” a la mujer. ¿Sueles marcarte muchas metas?, ¿te falta tiempo para conseguir tus objetivos?, ¿vives continuamente acelerad@?, ¿te sientes física y mentalmente agotad@? ,¿te involucras en más actividades de las que puedes abarcar?, ¿te cuesta delegar en los demás?… ¡CUIDADO! Algunos estudios indican que podrías tener un Patrón de Conducta Tipo A con serias probabilidades de sufrir una enfermedad coronaria. En 1959 los cardiólogos Friedman y Rosenman se encontraron con un dato que les llamó poderosamente la atención. Muchos de sus pacientes con enfermedades coronarias parecían reunir algunos rasgos compartidos de personalidad. En concreto se trataba de personas envueltas en una lucha incesante por la consecución de múltiples objetivos en fechas muy reducidas. Desarrollaron entonces un patrón conductual llamado Patrón de Conducta Tipo A. Aunque esta teoría se enfrentó a serias críticas por la escasez y validez de las muestras obtenidas, tuvo un efecto significativo al demostrar cómo el estado mental de una persona afecta a su salud física. A continuación detallaré algunas de las características que según los autores formarían parte de este patrón conductual, te animo a coger papel y lápiz e indicar con un “SI” las afirmaciones con las que te sientas identificad@:
Si tu papel está plagado de “SIES” es el momento de tomarte unos instantes para reflexionar, para marcarte nuevas metas que incluyan el enfrentarse a la vida con mayor serenidad, dejarse llevar, analizar lo realmente importante… Debes tener en cuenta que aunque el Patrón de Conducta Tipo A es socialmente aceptado, incluso estimulado en el contexto de la sociedad occidental. Esta manera de afrontar la vida conduce a un serio y paulatino deterioro de su salud física y psicológica. |
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