Actualmente, se estima que aproximadamente un 65% de la población convive con al menos una mascota en el hogar. Los animales de compañía aportan beneficios físicos y psicológicos a toda la familia, no son pocos los psicólogos que recomiendan adoptar un animal para co-ayudar en el tratamiento de algunos trastornos tales como la depresión, el estrés, problemas emocionales o problemas psíquicos. Hay terapias en las que se ha visto los beneficios de trabajar con animales como caballos o delfines y es que parece que aunque los seres racionales seamos nosotros, estos magníficos compañeros de planeta tienen un sentido especial para detectar lo que necesitamos, para adaptarse a nosotros y para desenterrar la sonrisa más profunda escondida tras un mar de lágrimas. Cuando era pequeña desarrollé fobia a los perros (cinofobia), en cuanto un simpático perro hacía su aparición mi familia se veía obligada a subirme lo más alto posible, daba igual que se tratase de adorables cachorrillos, mis gritos de pánico se oían desde lejos. Cualquier intento por parte de mis padres de aproximarme al objeto de mi miedo acaba en frustración, en malos ratos tanto para ellos como para mí. Entonces nos mudamos a un vecindario de chalets adosados con pequeñas parcelas ajardinadas que poco a poco fueron habitadas por innumerables perros de todas las razas y colores. Las calles se convirtieron en zonas de juego compartidas entre mis amigos y sus alegres mascotas, mientras yo me veía condenada a observarlos desde lo alto de las vallas. Poco a poco decidí que no merecía la pena perderme tantos momentos felices, así que con un acercamiento gradual controlado por la intensidad de mi miedo en remisión, fui aproximándome hasta comprobar ¡al fin! que todas mis preocupaciones eran infundadas. Entonces me convertí en la orgullosa propietaria de un precioso Pastor Belga color canela, con pocas dotes de guardián pero con las características necesarias para convertirse en el mejor compañero de una hija única que había descubierto recientemente la alegría de tener un ser siempre dispuesto a un buen lametón, a jugar o a sentarse simplemente a su lado para hacerle compañía. Las mascotas son para los niños fuente de incontables beneficios les ayuda a desarrollar habilidades como la ternura, la compasión, la preocupación por el bienestar de los demás, la comprensión de las necesidades ajenas, las habilidades de comunicación… Los padres intentan también desarrollar un mayor sentido de la responsabilidad, pero como padres debemos ser realistas, el animal siempre será nuestra responsabilidad y las tareas más tediosas de su cuidado recaerán inevitablemente en nuestras manos. En niños con problemas para relacionarse, con depresión, problemas para el control de la ira son muy recomendados por los psicólogos…En estos casos, si un animal va a aterrizar en una casa donde existen necesidades especiales es muy importante que su carácter haya sido tenido en cuenta. En hogares de parejas sin hijos también pueden ser una gran compañía. Mi marido y yo en nuestros primeros años de vida compartida compramos un precioso conejo belier negro, muy desconfiado en sus primeros contactos pero que acabó convirtiéndose en un cariñoso compañero que nos lamía los talones y nos empujaba con su nariz la mano para recibir las miles de caricias que su suave pelaje nos inducía a procurarle. Aún recuerdo a mi marido y a mi hija lanzándole “cone-golosinas” con una catapulta de madera que tenemos, muy friki lo reconozco pero tremendamente divertido. Los animales han pasado de ser meros instrumentos para facilitarnos la vida a convertirse en un miembro más de las familias. En muchos hogares son casi imprescindibles, hogares los que la soledad no deseada se instaló en cada rincón. Llegar a una casa vacía es muy duro, así que encontrar a un gato que se frote entre tus piernas o a un perro saltando y ladrando feliz de verte puede ser el mayor de los consuelos. Estudios realizados demostraron que las personas mayores que tenían animales de compañía gozaban de mejor estado físico, estaban menos preocupados de sus problemas de salud, manifestaban mayor sensación de bienestar y de seguridad en sí mismos (Mugford and M´Comiskey 1974). Hoy en día nuestros jubilados gozan de impresionantes capacidades tanto físicas como mentales, los hay tremendamente activos que viajan, hacen deporte, aprenden aquello que siempre quisieron… los hay felizmente encadenados al cuidado de sus nietos (¡benditos abuelos!), pero también los hay solos, muy solos y en este caso como en el mencionado anteriormente una mascota puede ser el refugio y la compañía que necesitan. La simple certeza de ser necesitados es algo por lo que levantarse cada día, una motivación. Adaptar la mascota a la persona en estos casos vuelve a ser crucial. Otros beneficios psicológicos que aporta tener una mascota son:
¿Qué más se puede pedir?.
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Si bien las teorías sobre el comportamiento del consumidor y los “trucos” utilizados por los grandes establecimientos siguen siendo de gran utilidad para fomentar el consumo, cada vez está ganando más terreno otro tipo de marketing que ofrece a sus clientes no sólo sus productos sino la posibilidad de vivir novedosas experiencias. Este fin de semana acudimos a una boutique Nespresso para adquirir algunas cápsulas ya que el café es para mi marido como el chocolate para mí, una auténtica debilidad. Nuestra experiencia en la boutique ejemplifica cómo en algunos campos la acción de compra-venta ha evolucionado. Para empezar sus establecimientos no son tiendas, concepto este último más asociado a un tradicional mercado de barrio, son boutiques. La decoración era de líneas muy audaces con las cápsulas alineadas en perfecto orden o bien simulando sinuosas formas propias de cuadros vanguardistas. Así mismo, la atención fue totalmente personalizada invitándonos en todo momento a probar los nuevos sabores. Al finalizar colocaron todas las cajas de cápsulas en una fabulosa bolsa que por sus características parecía contener algún producto propio de una joyería. Está claro que esto dista mucho de acudir al centro comercial, pasillo de los cafés y pillar una caja de cápsulas. En este caso, te ofrecen la posibilidad de sentirte por unos instantes como perteneciente a un selecto club, una pequeña intrusión a un mundo de exclusividad reservado a unos pocos afortunados pero por unos pequeños instantes totalmente accesible. Los mercados se han vuelto mucho más infieles, el comprador conservador fidelizado a una marca está desapareciendo en pos de un consumidor más exigente, innovador y con un abanico inmenso de posibilidades al alcance de su mano. De esta manera nace la idea de brindar memorables experiencias a los consumidores así como productos mucho más personalizados. Hoy os propongo hacer la compra en unos grandes almacenes para comprender por qué se estudia el comportamiento del consumidor. Con la lista en nuestros bolsillos nos adentraremos en el área comercial elegida... Lo primero es coger un carro. Si has escogido un establecimiento cuyos precios comparados con la media son más elevados observarás que el carro es más pequeño. Tenemos tendencia a llenar el carro, de tal manera que si el supermercado es caro y el carro grande al llegar a la caja puede que nos llevemos un susto monumental, si por el contrario, el carro es más pequeño nos quedaremos más tranquilos pensando: “pues mira al final no me ha salido mal, ¡hasta he llenado el carro!”. En general, todos los carritos se desvían ligeramente hacia la izquierda. Esto nos obliga a sujetarlos con la mano izquierda, quedando libre la derecha para alcanzar cómodamente los productos. Una vez tenemos el carro nos toca dirigirnos hacia la entrada atravesando una zona de transición que nos sirve para ponernos en “modo consumo” antes del bombardeo promocional que nos espera. La superficie comercial por su parte se ha encargado de aislarnos del tiempo para sumergirnos en una burbuja consumista alejada de relojes e incluso aquellos que nos apremian pueden ser neutralizados en espacios especialmente diseñados para ellos, las zonas infantiles. En primer lugar queremos echar un vistazo a las televisiones, con el fútbol siempre andamos peleando, así que hemos pensando comprar una tele pequeña para la habitación. Tras un detenido análisis de los televisores expuestos hay uno que nos llama especialmente la atención, se ve nítido, perfecto en comparación con el resto... Y tanto que se ve mucho mejor, como que han alterado levemente el brillo y el contraste de los que rodean al artículo que está en oferta o el que necesita una urgente salida de stock. ¡Al carro!. La música es tranquila, agradable y sin apenas percatarnos nos movemos a su pausado ritmo. La música que suena en los centros comerciales está planificada y varía en función de las necesidades del centro, así cuando está lleno de gente y es necesario que vayamos saliendo por caja ponen música más animada, mientras que cuando quieren que compremos tranquilamente las canciones son más relajadas. En nuestra lista tenemos apuntados leche, sal, harina, azúcar, huevos y pan, es decir, productos de primera necesidad que son adquiridos por el 80% de los clientes, pero claro al comercio no le interesa que los pillemos rápidamente y nos vayamos , necesita que nos demos una vuelta para que podamos adquirir otros productos que por supuesto no estaban en nuestra lista y de los que no nos acordaríamos a no ser que los veamos. Así que no nos quedará más remedio que recorrer todo el establecimiento porque estos productos de primera necesidad estarán al final o en el medio en caso de que el comercio tenga dos entradas. Una gran área comercial especializada en hacernos recorrer toda su tienda es IKEA. Acudir allí es como hacer un senderismo urbano con zona de picnic incluida para no desfallecer, haciendo de la acción de comprar una auténtica actividad de ocio familiar. Si conocéis el establecimiento porque es vuestro lugar de compra habitual quizás creáis saber el lugar exacto donde se ubican los productos de vuestra lista y acudáis raudos allí con aire triunfal, pero sorpresa ya no están donde esperabais (a mí esto particularmente me cabrea mogollón). La semana pasada estaban y ahora no, con cara de fastidio nos tocará de nuevo vagar por los interminables pasillos en búsqueda de nuestros ansiados productos o quizás algo más difícil de encontrar aún, ¡una persona que te pueda indicar!, algunos aseguran haberlos visto, otros en cambio piensan que son como el yeti, tan sólo una leyenda urbana. Buscando, buscando percibimos un agradable olor a bollería recién hecha y zombies nos dirigimos al lugar de donde proviene tan apetecible aroma. Un estante repleto de bollería nos espera y como no nos ponemos de acuerdo en qué coger para desayunar pillamos un poco de todo y continuamos nuestra visita. ¡Al fin! Hemos encontrado la harina, venga pues cojamos la que está a la altura de nuestros ojos... ¡eh cuidado! Esa posiblemente será la más cara, ese es el puesto prime por el que las marcas pagan más, estar a la vista incrementa enormemente las ventas. Las estanterías suelen tener tres niveles: el de los ojos, el de las manos y el de los pies. Los productos que pasan del nivel de los pies al nivel de los ojos aumentan en un 80% su venta. Genial, hemos logrado terminar nuestra compra y tan sólo nos ha costado un par de horas. En carro posiblemente estará lleno porque... ¡mira que no habernos dado cuenta de que papa necesitaba un pantalón, la niña unas zapatillas, que el champú de casa está a punto de acabarse, que había una oferta de dos por uno en cereales, en una caja llena de ropa revuelta hemos encontrado una superganga, los bañadores para mama estaban a tan sólo 19,95 euros ¡pero si no son ni 20 euros! (precio psicológico nuestra mente sólo se fija en la primera cifra)!... cómo desperdiciar tales promociones ¡estaríamos locos!... Tan contentos vamos a la caja y mientras esperamos cogemos unas golosinas (las oportunidades de venta por impulso) y a pagar ¡con tarjeta por supuesto!, que si vemos el dinero contante y sonante salir de nuestro monedero nos puede dar algo, pero con la tarjeta es otra cosa, no somos tan conscientes del esfuerzo que nos ha costado conseguirlo. Durante todo el trayecto es posible que un montón de cámaras de video hayan ido grabando nuestro pre-programado trayecto para ajustar futuras campañas de marketing a nuestra compulsiva conducta consumista. El estudio del comportamiento del consumidor es un área interdisciplinar en la que intervienen la psicología, la sociología, la antropología y la economía. Saber qué compramos, por qué, cuándo, cómo, con quien y con cuánta frecuencia permite a las empresas ajustar sus productos al mercado. Inicialmente los estudios de mercado se basaban en teorías económicas regidas por criterios racionales según los cuales los clientes en nuestras adquisiciones buscamos la máxima utilidad al precio más económico. Está claro que eso es lo más lógico, pero también está demostrado que los seres humanos nos movemos utilizando la razón en contadas ocasiones. La importancia de un producto es muy subjetiva y depende más de las percepciones personales del consumidor que de sus características físicas. Esto explicaría por qué en muchos hogares encontramos cosas tan banales como una escoba con un aspecto "supercuqui" que sin duda habrá incrementado su coste. Las teorías del aprendizaje explican nuestros consumos en base al conocimiento de los productos, de tal manera que compramos lo que conocemos y que anteriormente nos ha brindado buenos resultados. El psicoanálisis a su vez ha aportado su granito de arena al conocimiento de los consumidores, según Freud nuestro comportamiento está guiado por impulsos difíciles de admitir socialmente y sobre los que al ser preguntados mentimos descaradamente. Las dos fuerzas motivadoras para el psicoanálisis serían la sexual y la agresiva. Las publicidades de muchos productos aluden de forma más o menos encubierta a estos impulsos. La sociología apunta que nuestro comportamiento está basado en la necesidad de integración a nuestros grupos sociales, actuamos para quedar bien con los demás. Esa es la única razón que se me ocurre para explicar la moda adolescente de llevar los pantalones “cagados”. Las apelaciones a nuestros grupos de referencia son estrategias promocionales muy efectivas porque sirven para reducir el riesgo percibido entre los clientes potenciales. Un ejemplo de grupo de referencia muy utilizado en marketing es el de los “expertos”, en la mayoría de los casos se trata tan sólo actores, pero su testimonio respaldado por una blanquísima bata, una sonrisa tranquilizadora y la seguridad de sus palabras nos genera la confianza necesaria para creer en sus argumentos. Las empresas tampoco utilizan las mismas estrategias cuando el público objetivo son jóvenes en busca de nuevas experiencias y de reafirmación, que cuando se dirigen a personas de edad avanzada mucho más conservadoras y predispuestas a aceptar las vehementes sugerencias de avispados vendedores. Así mismo, la clase social es también objeto de distinción para las empresas, la indumentaria, la decoración del hogar, el uso del teléfono, del tiempo libre, del ahorro…. Variará en función del poder adquisitivo. Todo ello puede utilizarse estratégicamente en la comercialización de los productos. Por último, las teorías motivacionales proponen la creación de necesidades como elemento movilizador. Una vez se despierta en nosotros una necesidad se activa un desequilibrio que intentaremos corregir a través de la compra del producto sugerido para tal fin. Os dejo amigos, me acabo de dar cuenta de que es el momento ideal para darme un respiro y un pequeño capricho.
Durante este último trimestre escolar mi pequeño de tres años está comenzando a escribir su nombre y a reconocer algunas letras. Es gracioso observar que tiene muy claro cuáles son las letras que componen su nombre pero estas aún bailan buscando su lugar, sobretodo la pobre” I” de la que se acuerda al finalizar y la coloca donde quede más hueco. Un la última tutoría su profesora nos indicó que había observado que al igual que muchos niños de su edad, no sujetaba los lápices adecuadamente. Según nos comentó es muy común debido a la asistencia de los pequeños a las escuelas infantiles desde edades muy temprana, esto les fuerza a la utilización de lápices, papel, tijeras… antes de estar madurativamente preparados. Su motricidad fina es muy básica a esas edades, por lo que tienden a aferrar los útiles con toda la mano. Nos indicó además que durante estos momentos previos a la escritura esto no es muy problemático y suele ser bastante fácil de corregir, la dificultad viene cuando comienzan a escribir con la letra ligada y caligráfica que se utiliza durante los primeros años de primaria. Es ahí cuando la incorrecta posición de sus dedos fuerza la muñeca y resta flexibilidad a sus movimientos ocasionándoles molestias que hacen que escribir se convierta en una actividad de la que se cansan enseguida. En las notas de nuestro pequeño volvió a venir marcada como recomendación para este verano, que cuando dibuje nos fijemos en que la posición de sus dedos es la correcta para en caso de no serlo corregirle diciéndole que utilice el “piquito del periquito” que es como lo trabajan en clase. Comentándolo con otras mamas del cole, que suele ser una forma incluso más rápida que google de encontrar soluciones, una mama me indicó que existen pinturas, lápices y material escolar de aprendizaje para corregir estos malos hábitos. Así que hoy le hemos comprado una caja de plastidecor “peques” compuesta de pequeñas pinturas con forma triangular que le obligan a tomar la posición correcta. He decir que él está loco de contento con su caja de pinturas y desde que hemos llegado a casa no las ha soltado, dice que le molan porque son pequeñas, las agarra bien y lo mejor de todo es que son sólo para él. Creo que eso de no tener que compartirlas con su hermana es lo que le tiene tan motivado, yo en cambio espero que se habitúe a la posición del “piquito de periquito” y de esta manera generalice su uso a los útiles normales. |
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