Al llegar al trabajo el jefe os está esperando, ha decidido daros una nueva responsabilidad, de hoy en adelante vuestra función consistirá en escribir repetidamente la letra "a" en el ordenador. Lo más probable es que tras un rato escribiendo a, a, a, a, a, a, a, a.... os levantéis a preguntar qué sentido tiene hacer eso, puede que os enfadéis o incluso os neguéis a continuar con tan estúpida tarea. Pues esas sensaciones son las que día a día viven aquellos niños dotados con altas capacidades intelectuales que acuden a los centros escolares. Para ellos muchas de las explicaciones de los profesores son innecesarias, las tareas extremadamente sencillas y asistir al colegio se convierte en algo tedioso. No debemos confundir a los superdotados con aquellos niños más precoces que presentan un avance significativo en algunos hitos evolutivos en un momento dado de su ciclo de desarrollo (hablan antes con mucho vocabulario, aprenden a leer con solo 4 años, etc.). En este caso, se trata de niños que aprenden rápido pero lo más probable es que en años posteriores se normalicen sus aprendizajes respecto a su grupo de iguales. Los superdotados son ese 2% de la población que obtiene medidas de inteligencia por encima de la media. La inteligencia se mide mediante el Cociente Intelectual obteniéndose este de la división entre la edad mental de un individuo (que se consigue mediante test estandarizados de inteligencia) y su edad cronológica, multiplicada por cien. La campana de Gauss nos muestra que por media la población estaría en torno a 100 de CI, hablándose de sujetos con altas capacidades cuando superan el 130. Socialmente existe la creencia de que: · El superdotado no necesita ayuda. · Es una suerte ser superdotado. · Si son superdotados, la sociedad debe aprovecharse de ellos. Hay colectivos de élite que buscan a estos niños/as. · Son raros. · Cuando crezcan serán personas con éxito garantizado. Pero la realidad es bien distinta, la mayoría de niños con altas capacidades fracasan académicamente o son claros candidatos para desarrollar infelicidad, ansiedad, depresión, acoso social, aislamiento, TDAH… Parece existir una línea divisoria en cuanto a la adaptación social, los estudios demuestran que los sujetos con un CI por debajo de 150 tienen una mejor adaptación llegando incluso a ser considerados personas capaces de desarrollar liderazgo, mientras que las personas con un CI superior a 150 son los sujetos más propensos al aislamiento. Detectar sus altas capacidades no es tan sencillo, en muchas ocasiones los niños superdotados disimulan para conseguir mayor integración. Algunas señales que pueden alertar a padres y profesores son:
¿Qué se suele hacer cuándo se detecta a un niño superdotado?. Las líneas de actuación son diversas y todas presentan algunas desventajas, entre ellas encontramos:
¿Qué hacen otros países?:
El sistema educativo debe establecer patrones de actuación con pruebas para la detección precoz, así como un diseño consensuado entre padres, profesores y alumnos de las medidas a adoptar. En el siguiente enlace podréis acercaros más a esta realidad de la mano de niños como Ena de 8 años, quien ante la falta de alternativas tristemente se ve abocada a emigrar a otro país en busca de mayor comprensión. https://www.youtube.com/watch?v=tkeLmVUBqpQ
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