Los deberes de los niños se están convirtiendo en foco de atención mediática y social. Hay una propuesta en charge.org “ Por la racionalización de los deberes en el sistema educativo español” que lleva recogidas más de 200.000 firmas.
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Ójala se me hubieran ocurrido respuestas tan inteligentes como esta de Mafalda ante mi padre frontón. Mafalda encarna a la niña que siempre quisimos ser pero la hija que no desaríamos tener.
¿Por qué lloramos cuando escuchamos una determinada canción?, ¿por qué el sonido del timbre del colegio provoca alegría a los niños?, ¿por qué cuando nuestros padres nos llaman con tono autoritario por nuestro nombre completo nos tensamos?, ¿por qué nos apartamos ante el sonido de una sirena de ambulancia?... Una canción, un timbre, un nombre completo por sí mismos no deberían producir estas respuestas pero nos hemos condicionado. Posiblemente hayáis oído hablar de los perros de Paulov o la expresión “Ya estoy salivando como los perros de Paulov”. Entendamos por qué:
Iván Paulov fue un fisiólogo ruso que investigaba el aparato digestivo y los jugos gástricos de los animales. En sus mediciones observó que las medidas de secreción salivar eran a veces anómalas y que esto se debía a cuestiones externas. Paulov llamó a estas secreciones que se producían sin relación con la comida, secreciones psíquicas. De esta manera desarrolló en 1901 la Ley del Reflejo Condicional, también llamada Condicionamiento Clásico. Realizó experimentos en los que se reproducía el sonido de un timbre y tras un lapso de tiempo a los animales se les daba comida. Se realizaban muchas repeticiones: Timbre----- comida Timbre------comida Timbre------comida…. Cada varios ensayos presentaba el sonido sólo y media la salivación. Comprobó que al cabo de una serie de ensayos todos los animales daban una secreción parecida a la de la comida. Es por lo tanto, un aprendizaje por el cual, un estímulo neutro (timbre) seguido de un estímulo biológicamente relevante (comida) genera en el organismo la misma respuesta (salivación). El estímulo neutro tras las repeticiones pasa a llamarse estímulo condicionado. Vladimir Bechterev llevó estos conocimientos a terrenos más controvertidos, a través de otro experimento con estímulos aversivos (corriente eléctrica): Timbre-----calambrazo Timbre-----calambrazo Timbre------calambrazo… El sonido no tuvo inicialmente ningún efecto sobre la conducta del perro, mientras que la descarga suscitaba siempre una respuesta de flexión . Sin embargo, después de sucesivas repeticiones, la respuesta de flexión de la pata apareció también ante el timbre. Este es el mecanismo que utilizan algunos productos como el líquido de sabor desagradable que se unta en las uñas para evitar que nos las mordamos o los utilizados también para dejar de fumar. El Condicionamiento Clásico puede ser utilizado para manipular nuestra conducta, por ejemplo en marketing nos incita a comprar, ¿habéis notado que en ocasiones en los centros comerciales percibimos un delicioso aroma a bollería o pan recién hecho?. En el Condicionamiento Clásico vió Watson la explicación lógica de como se desarrollaba y modificaba la conducta. También se puede utilizar esta forma de aprendizaje para descondicionar conductas. Si un niño tiene miedo al agua y se resiste a bañarse, la mejor manera de quitárselo sería exponerle al agua, de forma no traumática y estar con él hasta que se tranquilice. Podemos pues utilizar este aprendizaje para generar conductas positivas, en mi caso estoy intentando aplicarlo a que mis hijos desarrollen el gusto por las judías verdes. De tal manera que la única vez que se cena viendo dibujos animados en casa es cuando hay judías verdes, a ver si conseguimos una respuesta de alegría mediante la repetición de: Judias-----Dibujos Judias -----Dibujos Judias-----Dibujos… Encontrar actividades fuera de casa en las que compartir el tiempo libre con nuestros hijos hoy en día es realmente sencillo. Las grandes ciudades ofertan innumerables oportunidades sólo hay que dedicarle un poco de tiempo a investigar y buscar aquellas actividades que a nuestros peques les interesen más. Os proponemos algunas opciones: - Visitas-taller para familias a museos o exposiciones. Nunca es demasiado pronto para iniciar a nuestros hijos en el gusto por el arte. Darles la oportunidad de apreciar lo divertido que puede ser ver un cuadro, una foto… y llegar a su significado es lo que estas visitas nos permiten. Suelen concluir con un taller en el que realizar diversas manualidades. A la hora de buscar las actividades para realizar en familia no os limitéis a grandes museos, hay una oferta inmensa a través de fundaciones. - Talleres de inventos-experimentos. En ludotecas, museos, fundaciones… existen talleres en los que aprender ciencia de forma divertida. - Visitas teatralizadas. Muchas ciudades con un patrimonio cultural importante se han dado cuenta de que no hay mejor manera de contextualizar la información histórica que hacer que los propios personajes que la protagonizaron nos lo cuenten. Así por sus calles pueden verse princesas, caballeros, arrieros… con los que sin duda los niños se quedarán con la boca abierta. - Teatros y espectáculos. Esta opción es más clásica y en algunos casos más costosa pero si nuestra búsqueda no se limita al centro de las grandes ciudades, sino a municipios de los alrededores que dispongan de teatro podemos encontrar fantásticas oportunidades. - Actividades al aire libre. Senderismos, rutas en bicicleta, piscinas naturales, partidos, aquí la imaginación es el límite. Pero un consejo no os limitéis a llevarles al campo y que ellos jueguen proponerles juegos de pistas, construir barcos de palos que bajen ríos… en definitiva dedicarles tiempo. Son sólo algunos ejemplos y nadie mejor que vosotros conoce los intereses de vuestros hijos para buscar las mejores actividades. Enseñarles de niños que la vida da muchas oportunidades de ocio, hará que sean jóvenes con inquietudes. Ya llegan las notas y con ellas la tensión en muchos hogares. En pocos días tendremos las evaluaciones del segundo trimestre de nuestros hijos. Los resultados pueden ser variados, pero nuestras reacciones no han de venir determinadas por estos resultados sino por los esfuerzos realizados.
Existen multitud de explicaciones para unas malas calificaciones, nuestros hijos nos darán una amplia colección de ellas, “el profesor me tiene manía”, “no me ha dado tiempo a prepararlo”, “los exámenes fueron muy difíciles”… Es importante dar con la correcta para tomar las medidas adecuadas. Si no nos satisfacen sus explicaciones siempre podemos contrastarlas con los profesores y pedirles a ellos opciones para mejorarlas. Se puede motivar a los niños hacia el estudio de varias maneras: - Motivación externa, dándoles a los niños premios o dinero por lograr buenos resultados o castigándolos en caso contrario. - Motivación interna, reforzando a los niños por su esfuerzo y habilidad. En este caso, aprenden a interesarse por el aprendizaje. Tan malo es estar siempre encima de ellos atosigándoles por si han hecho sus tareas, como desinteresarse. Como siempre el punto medio es el idóneo, preguntarles qué han aprendido en la escuela, que es lo que más les ha gustado de lo que les explicaron, profundizar nosotros en el temario para ampliarlo durante las conversaciones familiares… Algunas de las cosas que podemos hacer para favorecer el aprendizaje son: - Enseñarle a planificar de forma adecuada sus horas de estudio. - Enseñarle a manejar las diferentes técnicas de estudio. - Tener bajo control las variables que puedan distraer al niño. - Crear un buen horario de estudio-ocio. - Crear unas expectativas realistas y alcanzables. - Ser un ejemplo de curiosidad académica, que nos vean leer, escribir… Si las notas han sido muy buenas tampoco debemos basarnos en ellas, porque eso genera ansiedad ante las evaluciones, el miedo a los exámenes es otra de las posibles explicaciones para unos malos resultados. Reforzar siempre el esfuerzo: “Estoy muy orgullosa de lo que has trabajado este trimestre”, “¡Hay que ver todo lo que has aprendido!” . |
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