Nuestro cerebro es un mecanismo cuya complejidad aún no ha sido descifrada. Aunque los avances son prometedores sigue siendo un misterio por resolver. Entre los progresos que hemos realizado en su estudio, está el descubrimiento de las ondas cerebrales y su relación con nuestra inteligencia, personalidad...
El cerebro produce impulsos eléctricos que viajan a través de las neuronas. Estos impulsos eléctricos producen ritmos que son conocidos como ondas cerebrales. La actividad de las ondas cerebrales puede ser observada por un electroencefalograma o EEG. Se han descubierto cuatro principales tipos de ondas cerebrales con distintos niveles de actividad: - Ondas Beta. Se producen cuando el cerebro está despierto e implicado en actividades mentales. Denotan una actividad mental intensa. - Ondas Alfa. Estado de escasa actividad cerebral, como las que generamos mientras paseamos contemplando el paisaje o con ejercicios de relajación. - Ondas Theta. Se alcanzan bajo un estado de calma profunda. Se trata de un estado en el que las tareas realizadas se han automatizado, no prestamos atención a su ejecución. - Ondas Delta. Se generan ante un estado de "sueño profundo". Nunca llegan a cero, pues eso significaría muerte cerebral. Cuando vamos a dormir, nuestras ondas cerebrales siguen el siguiente patrón: Beta- alfa- theta- delta. Así mismo, cuando despertamos de un sueño profundo, la frecuencia de nuestras ondas cerebrales se va incrementando progresivamente: Delta- theta- alfa- beta. Durante el proceso de despertar, no es extraño que algunas personas permanezcan en un estado theta durante un tiempo ya que la velocidad de tránsito de una onda a otra es individualizada. Por ello, podemos encontrarnos con personas que al despertar tardan segundos en pasar a Alfa y otras que aunque se estén cepillando los dientes y hablando nosotros, posiblemente con monosílabos, se encuentren aún en Theta. Se puede decir mucho de una persona simplemente observando sus patrones de ondas cerebrales. Algunos estudios con técnicas de EEG han servido para relacionar la capacidad eléctrica y las capacidades intelectuales. Los primeros estudios fueron realizados por Galin y Oisntein 1960, estos autores registraron la actividad eléctrica de sujetos experimentales cuando ejecutaban distintas tareas verbales y visuales. Comprobaron que el Hemisferio izquierdo de nuestro cerebro mostraba menos actividad Alfa cuando el sujeto estaba realizando una tarea verbal (estaba activo), aumentando dicha actividad si la tarea era viso-espacial. Por eso se dice que el Hemisferio izquierdo de nuestro cerebro está en el lenguaje. Eysenck llevó sus conclusiones al terreno de la personalidad, planteando que los introvertidos tienen menos actividad Alfa que los extrovertidos. Los introvertidos, por lo tanto, son más activos ya que están más encerrados en sí mismos y desarrollan más actividad cerebral.
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